El 29 de abril, es nuestro día. Además de celebrar el Día Mundial de la Danza, se recuerda el nacimiento de Jean Jacques Noverre. El bailarín que aportó las claves más importantes a la danza con su obra. Nosotros a forma de liberarnos y disfrutar del día, bailamos como nunca.
Despúes de varias horas de retoques y calentamientos vino el pri
mer sombrero de la mañana en el teatro. La siguiente jota y molinera del sombrero de tres picos, se hizo en un escenario en la calle. Toda una experiencia que sin duda se tendrá que repetir. Y esa vez será buena señal si somos los espectadores de un festejo que reune las tres especialidades: clásico, español y contemporáneo.
Por la tarde, las actividades seguían en la calle. Ahora le tocaba el turno a academias o escuelas de danza. Mientras los alumnos del conservatorio seguiamos ensayando para la última actuación.
Por la tarde, las actividades seguían en la calle. Ahora le tocaba el turno a academias o escuelas de danza. Mientras los alumnos del conservatorio seguiamos ensayando para la última actuación.
En el espacio 0 del Centro Párraga ya no cabia ni un alma más para ver el último taller del día.
Tras el cierre de la primera parte clásica y contemporánea, Taranto para un recuerdo, abría la segunda.
El taranto se hizo corto aunque intenso, sobre todo por la intimidad y cercanía que se sentía al tener el público, literalmente cerca. La energía del Sombrero de Tres Picos marcó el final de la gala. 

Nuestras ganas de pasarlo bien y aprovechar la oportunidad, hizo de este día algo especial. Al unísono bailarines de todo el mundo y estilos mostramos parte de nuestra identidad. Danzando manifestamos el deseo de encontrar por fin una plataforma firme y estable. Con el equilibrio vendrá el desarrollo de la cultura dancística, tan necesitada en España.
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